¿Es tiempo de descansar?

Cuando llega el frio una de las preguntas más recurrentes hacia los preparadores físicos por parte de los ciclistas es ¿Y ahora cuanto tiempo tengo que parar? Además, resulta curioso comprobar como muchos de estos deportistas esperan una respuesta universal, inamovible, como si de la solución a una operación matemática se tratase. Sin embargo, al margen de lo que esté escrito en manuales de entrenamiento de dudoso fundamento científico, la respuesta a esa pregunta es siempre muy relativa y depende de más factores de los que podamos imaginar.

 
Es obvio que para alguien que siga un calendario de competiciones, marchas cicloturistas o cualquier otro tipo de pruebas de manera regular, tomarse un periodo de descanso tiene más beneficios que perjuicios. Beneficios fisiológicos, en lo que respecta por ejemplo a la capacidad de adaptación del organismo al entrenamiento (parece obvio que no podemos seguir incrementando o ni siquiera mantener un determinado nivel de rendimiento ininterrumpidamente en el tiempo) pero también beneficios a nivel psicológico o mental. Nos referimos a que descansar puede ser interesante también desde el punto de vista de la motivación. No para que el ciclista siga teniendo ganas de montar en bicicleta, sino que las continue teniendo para entrenar y exigirse a nivel físico con regularidad una temporada más. Para comprobar el sentido de esta reflexión, sólo hay que hacerse una sencilla pregunta ¿Qué ciclista no ha sentido mono de bici después de varios días sin salir a pedalear?.

Una vez dicho esto, el tiempo de descanso y lo que hagamos durante ese periodo es otro cantar. Depende mucho de cuestiones como por ejemplo, la edad. Un ciclista veterano que esté mucho tiempo inactivo y por tanto pierda un alto porcentaje de su nivel de forma, tardará más en volver a alcanzar el tono físico que uno muy joven. También dependerá del perfil deportivo del ciclista. Uno con un calendario de competiciones muy denso o un elevadísimo volumen de entrenamiento puede permitirse el “lujo” de alargar un poco más su descanso pues su cuerpo -y su mente- necesitará más margen para descansar tras la larga temporada frente a un ciclista que, sin embargo, entrene y compita de manera más discontínua durante el año. El nivel de forma con el que se acabe la temporada o el grado de experiencia y de años que llevemos entrenando, entre otros, deberán acabar por marcar la pauta a la hora de decidir cuanto tenemos que descansar. Y para los que no piensen en parar nunca, que tambien los hay, recomendamos siempre optar por realizar, en esta época del año, otras actividades deportivas que permitan mantener un mínimo de actividad y condicion física sin necesidad de tener que pedalear para ello. El objetivo es que cuando el ciclista retome sus entrenamientos tenga “hambre” de bicicleta, esa es la auténtica clave para seguir progresando.

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