ÉPOCA DE ENTRENAMIENTO+DIETA

La certera frase de que “somos lo que comemos”, no vamos a extendernos aquí sobre la evidente relación entre la alimentación y nuestro estado de salud, cobra mayor fuerza si cabe en el caso de población deportista como es por ejemplo, la ciclista.  Todo aquello que come o deja de comer una persona que practica ciclismo va a condicionar directamente sobre aspectos tan importantes en su rendimiento como son la resistencia, la fuerza, la velocidad o incluso el estado mental.


A nadie escapa que los ciclistas son personas con una gran fortaleza física, acostumbrados a elevadas cargas de entrenamiento, con un sistema cardiovascular de eficiencia muy superior a la de la media en la población sedentaria y una capacidad de sufrimiento, en muchas ocasiones, a prueba de bombas. Sin embargo con una alimentación incorrecta, el ciclista puede convertirse paradójicamente, en una persona especialmente debilitada. En este sentido, la dieta es clave a la hora de proporcionar todos aquellos nutrientes que necesitamos para mantener un rendimiento estable durante una competición, un entrenamiento o una marcha cicloturista. Pero también lo es para recuperarte lo más rápidamente posible después de cualquiera de estos intensos esfuerzos. Comer correctamente debe ser pues, una parte intrínseca a la vida de cualquier ciclista, igual que lo es entrenar de manera adecuada. Si la dieta es incorrecta o deficiente, de poco importan las horas de entrenamiento. Una alimentación inadecuada es en muchas ocasiones,  la clave para entender el porqué de un descenso inesperado del rendimiento. Por ese motivo, tan importante es la cantidad correcta de alimentos que ingerimos como que estos alimentos tengan además la densidad necesaria de nutrientes y nos proporcionen mucho más que calorías.


Contrariamente a lo que muchos llevan a cabo, la alimentación de un ciclista no pasa por hacer únicamente una carga de carbohidratos la noche anterior a una prueba. Alimentarse bien  comporta comer de maneta inteligente en los meses previos a la competición, saber cuando y como comer para tener el combustible adecuado y en la cantidad suficiente como para completar cualquier esfuerzo. Dicho todo esto, resulta curioso cuando observamos a algún ciclista con malos hábitos alimenticios que, en cambio, se hace con unas ruedas de perfil que le harán ganar 1 segundo a cada kilómetro pensando así que podrá mejorar su rendimiento. Sin embargo, no ha reparado en el lo más esencial, el rendimiento de su organismo mal nutrido. De hecho, en muchas ocasiones el revulsivo a una aparente situación de estancamiento del rendimiento pasa por revisar y mejorar aspectos de la nutrición. Tanto es así que el impacto de una buena alimentación sobre el rendimiento puede ser sorprendente.

Y tu, ¿todavía comes cualquier cosa?

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